Juvenil

Puesto en pie, me quito el sombrero

¡SOMOS del ORATORIO ORATORIO ORATORIO SALESIANO! … “Y estamos muy contentos, porque es nuestro capitán Domingo Savio. Las caras serias n...



¡SOMOS del ORATORIO ORATORIO ORATORIO SALESIANO! … “Y estamos muy contentos, porque es nuestro capitán Domingo Savio. Las caras serias no las queremos. Aquí venimos a disfrutar. Y si algún niño no está contento tiene la cara del municipal”.

Ésta es la canción del verano de este año 2015, un año especial para la Familia Salesiana (que es Pozoblanco entero), un año que son doscientos, un año de celebración porque Dios estuvo grande con nosotros y nos regaló a Don Bosco.

Ésta es la letra que más se cantó, se gritó y se bailó, la que más se tarareó. Ésta es la copla que nos agranda el corazón. La canción más hermosa del mundo…

Asumiendo, aún antes de empezar, que la tarea no deja de ser un intento inútil, una temeridad o, simplemente, el desvarío de una mente algo perturbada por los rigores de este verano loco que nos enloquece, quisiera pasar al papel, dejar impresas en apenas unas líneas, contar algunas de las tantas “cosas buenas” que sucedieron este mes de julio en los patios de los Salesianos de Pozoblanco, en el Oratorio Don Bosco, en la Casa Grande que acoge, verano tras verano, a todos.

El Oratorio comienza el 30 de junio, con la Cabalgata, por las calles del pueblo… Un anuncio de lo que está por llegar, ambiente festivo, disfraces, canciones… ¡Nos ponemos en marcha! ¡Estáis invitados! – Y dicen algunos: “Lo que les gusta la fiesta a estos locos de los salesianos” – Y tienen razón: nos gustan las caras con sonrisa incluida, somos optimistas, ilusión no nos falta, creemos en los jóvenes, por ellos apostamos, a ellos nos debemos.

Meses atrás, semanas antes de que llegase la Cabalgata inicial ya había mentes pensando, locos imaginando, manos elaborando lo que sería el final perfecto a un año de celebración del Bicentenario del nacimiento de Don Bosco: el Oratorio 2015.

La Comisión organizadora, en la que están representados los grupos de la Familia Salesiana, llevaba tiempo reuniéndose para coordinar el trabajo y repartir responsabilidades.

La “semana del animador”, a finales de junio, ponía a punto la “máquina oratoriana”: 17 jóvenes asumen las tareas de coordinación, y 270 adolescentes, la de animadores de un Oratorio que cada tarde abre sus puertas a niños y niñas. ¿Cuántos? Los números en la Secretaría del Oratorio hablan de más de 700 inscripciones. Pero los números (todos lo sabemos) son lo de menos.

Lo de más… ¡Todo aquello que suma!

Las mañanas para organizar cada jornada: preparar las buenas tardes de la semana (un cuento, una canción, un pensamiento, una “palabra al oído” directa al corazón), disponer los materiales de la próxima gymkhana de Juego de tronos o de agua, poner el colegio patas arriba en “La noche del terror”, tener a punto la siguiente edición de “La voz oratoriana”, rezar un rato, comentar algún incidente, dar consejos y animar a los que animan…

Las tardes son para ellos, para nuestros niños y niñas: encuentro inicial y “buenas tardes”, se recogen los carnets, llévalos a Secretaría mientras me los llevo al pabellón, actividades, vamos al baño, una caída que obliga a pasar por Enfermería, más actividades, me quiero comprar un chuche, esta tarde tenemos un clínic con la Escuela de tenis, ¿alguien quiere agua?, hoy nos achicharramos en el patio de arriba, que nadie se olvide de que mañana nos vamos todo el día a la piscina, un beso y un abrazo después de ganar al pañuelo, ¿perdimos?, da igual, otro abrazo, y una canción, la canción del verano: “Somos del Oratorio…”. Y la música que no deja de dar la paliza a los vecinos (gracias por vuestra paciencia, ya hubiese querido Job, que esto de vivir al lado de los Salesianos tiene su aquél y hay que saber llevarlo con dignidad), y el balcón que se va llenando de gentes dispuestas para bailar lo de “Maletero, tubo escape, puerta, puerta, maletero, tubo escape…”.

Casi son las 21 h y se abren los portones. ¡Siempre el mismo espectáculo, siempre distinto!... Centenares de niños, con sus animadores, con los padres apostados en las vallas de los campos superiores como espectadores-bailones, se lanzan a cantar sus canciones, a bailar sus bailes, a gritar sus gritos, a despedirse hasta mañana (o hasta dentro de un rato, que a las 22 h ya hay otra cosita organizada).

Unos que salen, con su carnet en la mano y el churrete en la cara. Otros que entran a toda prisa porque los partidos de fútbol-sala, de baloncesto o de voleibol están a punto de comenzar. Algunos, que no son ni los unos ni los otros, ya están preparando las mesas, las actas, los banquillos, los silbatos, las redes…, o montando el bar (¡viva la barra de chapa!), las mesas y las sillas de la “terraza improvisada”…, subiendo el equipo de música, probando sonido y luces, decorando el escenario para la actuación nocturna…

Ya están aquí las chicas y los chicos del Oratorio Cadete: encuentro de buenas tardes en el Salón de actos y deporte, deporte y deporte… ¡Un ambiente sano para las tardes-noches del verano!

10 equipos de fútbol-sala, con 106 peloteros.

11 de equipos de baloncesto, con 98 tipos en camiseta de tirantes – Torneo de triples y de Súper KO con 115 locos del basket. ¡Gracias a la colaboración del Club de baloncesto de Pozoblanco!

8 equipos de voleibol, 38 participantes y a jugar a vóley-playa en la costa de la bellota, sin arena, con gorra y gafas de sol los más atrevidos…

Y la luna llega del todo y nos sorprende siempre con los patios llenos de charlas animadas alrededor de una mesa, de balones que golpean el tablero, de goles que se cantan, de un concierto solidario por Nepal, de coplas que van y vienen, de un taller de fotografía o de un partido de balonmano entre madres y las guerreras del Balonmano Pozoblanco (¡Gracias al Club!)..., de ambiente salesiano, de familia, de espíritu oratoriano: alegría, bondad, compañerismo y dinamismo.

¡Y la luna, que nos conoce desde hace 36 años, sonríe!

Un mes, muchas personas regalándose (detrás de una barra, en el kiosco de las chucherías, en la Enfermería, gestionando viajes, tratando con los proveedores, en la limpieza de la mañana, en Secretaría, organizando deportes y talleres, montando conciertos…), una Casa abierta, gratuidad y alegría, entusiasmo y trabajo, el protagonismo de los jóvenes y de los niños, educamos evangelizando y evangelizamos educando.

¡ESTO Y MUCHO MÁS ES EL ORATORIO SALESIANO DE POZOBLANCO!

Las palabras, aun siendo demasiadas, se quedaron cortas… Mejor así. ¡Puesto en pie, me quito el sombrero! ¡Ole, ole y ole!

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