El Panete Pub, por Domingo Sánchez Ruiz

El final de los años 80 fue una época de cambios, de nuevas propuestas juveniles. Si al gran vacío de ocasiones donde emplear el tiempo libre y las largas tardes de verano, las unes la falta de disponibilidad de lugares donde estar y el envidiable ambiente de juventud, alegría, acogida y familiaridad del entorno salesiano, no es de extrañar que los patios de nuestro querido colegio de la cercana infancia dispararan nuestra creatividad juvenil, acogida con entusiasmo por el grupo joven de los Antiguos Alumnos.

Es emocionante recordar cómo, aún siendo tan joven, tus ideas e iniciativas son tenidas en cuenta, se ponen medios a tu disposición, se te deja hacer y, además, ves cómo todo da su fruto.

"Panete Pub" fue una iniciativa sencilla. Al terminar el Oratorio Infantil, comenzaban las actividades del Oratorio Juvenil, fundamentalmente deportivas. Junto a ellas, los jóvenes que se reunían, muchos de ellos animadores de los más pequeños, necesitaban un lugar donde estar, compartir, divertirse y descansar.

El "patio chico" era el lugar de encuentro al aire libre, al finalizar la calurosa tarde. Un buen manguerazo para condicionar y refrescar la grava recalentada del patio, junto a unas mesas y sillas dispuestas en grupos y una barra de bar con una variedad elemental eran instaladas cada tarde. La buena música del momento (con esas inolvidables casetes), amplificada por la laboriosa y pesada megafonía que debía instalar el autodidacta de mi hermano, que por aquel entonces ya se manejaba con los cables, completaba el ambiente de encuentro. No faltaban brazos para montar y desmontar todos los días nuestro lugar, nuestro ámbito de encuentro.

¿Por qué "Panete"? "Panete" era un personaje, del que nunca tuve clara su historia, que formaba parte de la jerga adolescente y alocada del círculo de mi hermano, el de los cables. Tenía un compañero, llamado "Copín", con el cual vivían incontables historias surrealistas, producto de una imaginación peculiar, espontánea. En un ocurrencia inmediata, decidimos nombrar "Panete" a nuestro lugar, así, de forma enigmática y muy, muy original.

Recuerdo con especial viveza el telón de fondo que decoraba el lugar, colgado de las mallas que protegían las ventanas del gimnasio. Para mí, dibujar y pintar en la Casa Salesiana era mi medio natural, la actividad principal de larguísimas e innumerables tardes que pasé junto a muchos grupos de amigos con los que hacía pancartas, decorados, carteleras y todo lo que hiciese falta para los tantísimos eventos que la Casa Salesiana nos ofrecía. De esa forma, se nos ocurrió pintar una isla en forma de gran barra de pan, con apacibles sombrillas, toallas y palmeras, en vivos colores fluorescentes, que evocaban un verano lleno de actividad, un lugar utópico, inocente y acogedor.

Por supuesto, no nos contentábamos con estar sentados bebiendo Coca-Cola. Había que llenar de actividades el tiempo. Un día tocaba un bingo emocionante, otro se nos ocurría lanzarnos a los bailes latinos, en especial al concurso de limbo, sorteando la barra horizontal, cada vez más baja.

Otras veces surgía un baile espontáneo dirigido por algunas coreógrafas para las cuales, el musical de Don Bosco animó a bailar despreocupadamente, o en otras noches más tranquilas, se preparaba la proyección de una película. Todas las ideas eran bien recibidas, en un entorno educativo, que valoraba la juventud y sus ideas.

Recuerdo con placer aquellos años, y les estoy muy agradecido. Sobre todo, a todas las personas, jóvenes antiguos alumnos, salesianos, animadores, familiares, que me dejaron ser yo mismo, pintar, soñar, jugar, reír con el entusiasmo de la juventud. A todos los que formamos ese lugar especial de encuentro y acogida. Al mismo Don Bosco, que reía y disfrutaba con nosotros cada atardecer.

Domingo Sánchez Ruiz (Junio 2015)
Revista "Caminando", página 77.


Momento de formación del Oratorio Infantil de 2012 en el patio chico o "Panete Pub"